De las actuales tendencias en diseño de interiores, hay una que está llamando la atención gracias a que sus características rompen con la línea de lo “tradicional” y apuestan por una imagen “caótica” pero en perfecta armonía, hablamos del maximalismo. 

El maximalismo es un estilo decorativo que no se adapta a un patrón único al momento de decorar, sino más bien, toma muchas ideas, elementos, formas y colores para crear un ambiente más cálido y en armonía.

Esta tendencia, que nace en respuesta al estilo minimalista, no pone límites a la hora de decorar, creando espacios dónde “mientras más elementos existan, mejor”

 

 

 

Si bien es un estilo actual, ya se podía vislumbrar una clase de maximalismo desde hace bastantes siglos atrás. Muchas de sus características son tomadas desde el Barroco, una época en que las personas ostentaban sus bienes materiales -especialmente en los hogares- como demostración de su riqueza.

Posteriormente, resurgió en el período de la Época Victoriana, donde los elementos decorativos se volvieron incluso más accesibles y donde recibió un significado mucho más personal y profundo ante lo material, bajo la idea de que cada hogar representaba la personalidad de quien lo habitaba.

En la actualidad, la idea de maximalismo no se encuentra alejada de la que se tenía en épocas anteriores, ya que, sigue siendo un estilo que se compone de una gran cantidad de detalles y elementos vibrantes, con motivo de expresar el gusto y personalidad de quien decora.

 

 

Maximalismo es atreverse a lo grande y sin reglas estrictas. Apelar a la creatividad con contrastes y mezclas de texturas, estampados y una colección de objetos, con el fin de que cada rincón del lugar quede completamente cubierto.

Este tipo de diseño de interior invita a combinar distintos tipos de corrientes estéticas en un solo espacio, siendo posible encontrar elementos del estilo clásico entre mezclados con algunos modernos a la hora de decorar. 

Ahora bien, puede que no exista sobriedad, pero todo se debe combinar con equilibrio y armonía. Lo esencial es conseguir coherencia a través del juego entre colores que puedan intercalarse y que permitan agregar detalles de otras tonalidades que combinen, nada al azar.

Alejandra Martinez