El mundo en el que vivimos hoy en día cambia constantemente hacia un futuro desfavorable. Y nosotros, como cohabitantes de la Tierra que compartimos con otros seres, estamos más obligados que nunca a respetar este hogar. En este sentido, la información es esencial.

Antes de tomar acciones o decisiones de compra, debemos saber qué productos estamos comprando y de qué forma estas acciones impactarán en nuestro planeta y el futuro de nuestros descendientes.

En Pasquín intentamos que nuestros productos tengan un impacto positivo en los espacios arquitectónicos que habitamos, y a la vez trabajamos para que la huella que dejamos en nuestro Planeta sea lo más liviana posible. 

Por esta razón tenemos la responsabilidad de contarte que el plástico de cloruro de polivinilo (PVC), comúnmente conocido como vinilo, se ha convertido en uno de los tipos de plásticos más utilizados en el mercado. Se utiliza en empaques, muebles para el hogar, juguetes para niños, piezas de automóviles, materiales de construcción, suministros hospitalarios y cientos de otros productos… como papeles murales.

El PVC puede ser versátil y relativamente económico ¿verdad? Sin embargo, el precio que pagamos por un tubo de PVC o un juguete de vinilo blando es mucho más elevado de lo que parece.

¿Por qué puede ser peligroso?

El problema con el PVC es que determinados ftalatos, así como sus metabolitos y productos usados para su degradación, pueden provocar efectos adversos en la salud humana: en particular, en el hígado, riñones, testículos e incluso puede afectar en el desarrollo durante la etapa infantil. Adicionalmente, algunos plastificantes tienen también propiedades como perturbadores endocrinos o son, incluso, sospechosos de ser cancerígenos.

Por otra parte, Greenpeace está llevando a cabo una campaña desde 1987 para conseguir la eliminación progresiva de los organoclorados. La producción de estos compuestos libera sustancias persistentes, bío acumulativas y tóxicas para el medio ambiente y la salud. El 37% de la producción mundial de cloro se utiliza en el proceso de fabricación del plástico PVC, convirtiéndose en la mayor fuente de estas sustancias peligrosas. 

Por esta razón, desde 1990, Greenpeace se centra especialmente en el PVC o vinilo, y demanda la sustitución de este plástico por materiales más seguros.

La producción del PVC y el peligro con sus trabajadores y usuarios

Es sorprendente pensar que algo tan simple como el papel mural que usamos pueda ser tan peligroso para usuarios y trabajadores, muy parecido con lo que ocurre en el “fast fashion”, pero mira esto:

El PVC es un plástico que lleva cloro en su composición (el 57% del plástico virgen es cloro). Su fabricación, al igual que otros procesos industriales que utilizan cloro, implica la formación y emisión al medio ambiente de sustancias organocloradas tóxicas, persistentes y bío acumulativas. Los gases, aguas residuales y residuos emitidos y vertidos por las fábricas de este plástico contienen cloruro de vinilo, hexaclorobenceno, PCBs, dioxinas y otras muchas sustancias organocloradas extremadamente tóxicas.

Greenpeace

Aquí puedes encontrar información detallada de casos alarmantes que se han encontrado en plantas de Cataluña e Italia.

 

¿Y los residuos de PVC y el medio ambiente? 

Los materiales de construcción de PVC tienen una vida media de 5 a 30 años, según el producto de que se trate. Una vez que se convierten en residuos, estos materiales van a parar a las escombreras, vertederos de RSU (Residuos Sólidos Urbanos) o incineradoras. En los vertederos, los aditivos del PVC se liberan poco a poco de los materiales que los contienen, contaminando el suelo y el agua. Si se queman los residuos, ya sea en vertederos o incineradoras, el cloro que contienen se convierte en ácido clorhídrico (un gas corrosivo) y en sustancias organocloradas tóxicas, incluyendo dioxinas.

 

Se estima que en 1999 la cantidad total de residuos de PVC anuales era de unos 4,1 millones de toneladas en la Unión Europea, que pueden dividirse en 3,6 millones de toneladas de residuos post consumo de PVC y 0,5 millones de toneladas de residuos pre consumo. Estas cifras explican la gran importancia que tiene la gestión de residuos del PVC en el análisis global de su impacto medioambiental.

Greenpeace

¿Existe una opción al PVC? 

La buena noticia es que esta transición industrial se puede lograr de manera justa para todos los involucrados: los fabricantes de plásticos, los trabajadores industriales y las comunidades de acogida. El PVC se puede reemplazar con materiales más seguros en prácticamente todos los casos. Los sustitutos del PVC incluyen materiales tradicionales como arcilla, vidrio, cerámica y linóleo. En aquellos casos en que los materiales tradicionales no pueden usarse como reemplazo, incluso los plásticos libres de cloro son preferibles al PVC.

A medida que los consumidores demandan cada vez más productos sin PVC, y a la vez se reconocen los costos ambientales y de salud de este componente, las alternativas prácticas son cada vez más viables económicamente.

Y esta es la apuesta de Pasquín. Creemos que podemos ser parte del cambio, y por eso nuestra línea de papel mural adhesivo y tradicional está completamente libre de sustancias nocivas (certificado por Oeko-Tex, estándar 100, 10.0.16395). Además, todo nuestro papel mural cuenta con sello de certificación FREE-PVC (SIN PVC).

Ahora que ya tienes más información, tu adquisición será con mayor conciencia. Nosotros creemos que incluso la decoración de nuestros muros y espacios íntimos, por pequeños que sean, deben ser a conciencia. 

En Pasquín ya hemos adoptado responsabilidad con trabajadores, usuarios y nuestro planeta. El único que tenemos por el momento. Si tú también eliges ser FREE-PVC, cuenta con nuestro trabajo para hacer tus espacios únicos y consecuentes.