Obras de arte que además son resúmenes sensitivos que buscan resumir sin spoilers una historia filmada. Los posters y afiches del cine son un culto que hoy puedes colgar no solo en tu pieza de adolescente sino que también en el living de tu casa. Se trata de una decoración con sentido que goza de una libertad que a veces no tiene la imaginería publicitaria.
Todo comenzó en Francia cuando los dueños del Moulin Rouge vieron en el arte de Jules Chéret una posibilidad de tentar audiencias, y al mismo tiempo promocionar sus espectáculos creando asociaciones claras y precisas de lo que la gente iba a encontrar en sus penumbrosas paredes.
Este artista, incluso más que el omnipresente Henri de Toulouse-Lautrec, fue la inspiración conceptual para la publicidad cinematográfica y los posters de cine modernos. Sus obras inspiraron no solo al mundo de las películas, sino que también a una amplia gama de negocios que iban desde destinos del ferrocarril local, hasta los beneficios de una barra de jabón.
A partir de los años 30, el cartelismo cinematográfico ha pasado por etapas muy diferenciadas evolucionando desde los pequeños bocetos hechos a mano a la manipulación gráfica digital de finales de los ochenta. Un resumen grueso de cómo cambiaron los posters de las películas, parte con el Art Decó que predominaba en el primer cuarto del siglo 20. Más tarde vendría el protagonismo que toman los propios actores en los carteles de los años 40; composiciones tipográficas más valientes hasta los años 50 (ojo con el poster de “Ben-Hur”), y en los años 60, la fotografía que comienza a utilizarse en combinación con la ilustración, dando origen de los actuales carteles de cine: composiciones digitales con fotografías sobre fondos muy cuidados.
Obras de arte pop
Se pueden considerar los años 60 como el verdadero boom de artistas que eran fruto de peleas entre estudios para contar con sus servicios, tal como a veces ocurría con guionistas o directores de arte. Eran tiempos donde el trabajo era más personalizado y menos dependiente de agencias u oficinas de diseño. Hay joyas como las creaciones de Saul Bass y su trabajo para “El hombre con el brazo de oro” en 1955. Bass es también el responsable de “Love in the afternoon” (de Bill Wilder) y del póster de “Vértigo” para Alfred Hitchcock.
Otro es Bob Peak, quien comenzó realizando el póster de “West Side Story” en 1961, y que siguió con “Superman” (1978) y “Apocalypse Now” (1979), justo antes de dar un salto comercial sin precedentes y tomar la franquicia de varias películas de James Bond. Richard Amstel es otro grande cuyo trabajo forma parte de los mejores afiches de películas de la historia, con títulos como “El golpe” (1973) o “Chinatown” del 74’. Esta es la década donde también se fraguó la leyenda de Taxi Driver y de una noche cerrada cubriendo las espaldas de Robert De Niro en el clásico poster de Guy Peellaert.
Butcher Billy: el brasileño que hizo el poster de Stranger Things
Este artista y diseñador gráfico brasileño, conocido por sus obras de arte y series de ilustraciones basadas en el movimiento pop art contemporáneo, deja rastros de su gusto por los comics en cada pincelada.
Fue él, ya con fama ganada luego de haber trabajado con importantes revistas y medios como The Guardian, Rolling Stone, The Huffington y Vanity Fair, entre otros,
el elegido para crear un afiche no solo para la cuarta temporada de Stranger Things, sino que para cada uno de sus 9 capítulos. Cruzando realidad y ficción, sus proyectos promueven conceptos creativos que hacen referencia a personajes ficticios con personalidades de la vida real, como músicos, artistas, figuras históricas y políticos.
Debido al gran éxito y la demanda en línea de los seguidores y fanáticos de Stranger Things, los diseños se usaron más tarde en productos físicos que se podían comprar en la tienda de Netflix. Los carteles también se adaptaron a vallas publicitarias que se instalaron en Sunset Boulevard en Los Ángeles, tal vez la prueba más palpable de su triunfo en el mundo del poster cinematográfico.