Acaba de ocurrir: activistas por el cambio climático arrojaron una buena porción de puré a un cuadro de Claude Monet el domingo 23 de octubre recién pasado. El objetivo fue la pintura “Les Meules” expuesto en el Museo Barberini de Potsdam, cerca de Berlín.
Porque si hay que golpear mediáticamente (en este caso para alertar sobre el cambio climático), lo que corresponde es hacerlo con las obras de artistas de tal magnitud, que son valorados y conocidos en prácticamente cada rincón del mundo. El caso de Claude Monet es paradigmático, y sus obras, tal como las de Vincent Van Gogh, no solo se han transformado en esperadas exposiciones, sino que también en la decoración para poleras, vestidos, posters o tazones para el café.
Desentrañar la razón para que este tipo de arte sea tan popular parece estar en la motivación del término impresionismo. Todo comenzó con una burla, un mote irónico que alguien puso a los pintores que en la segunda mitad del siglo XIX defendían la idea de pintar la realidad no como la vemos, sino, mejor, como la sentimos: a la mirada objetiva del mundo anteponían la subjetiva y, aún más, la emotiva. Donde sus contemporáneos más fieles a la tradición imponían las formas clásicas, la nitidez y la representación de las figuras con líneas puras, los impresionistas proponían la imprecisión deliberada en el dibujo, la vaguedad, la saturación del color y una inédita exaltación de la luz. Defendían, en suma, antes que la visión de la realidad, su impresión sobre nosotros.
“Impresión, amanecer”, tituló justamente Monet el cuadro a partir del cual sus detractores, con ironía, comenzaron a hablar de ‘impresionismo‘. De este modo, la característica común de todas las obras de uno de los mayores representantes del arte impresionista, es impregnar la tela de una sutil y equilibrada combinación de colores, que parece llenar de belleza y calma cualquier espacio donde se desee colocar la reproducción de una de sus obras.
Monet, joyas y zapatillas
Como se sabe, lo de la pintura de Monet y los impresionistas es mucho más que cuadros y la lógica para llevar lo pintado a diferentes escenarios para estar en un axioma relacionado con que el impresionismo representa la luz. De este modo, si posee una gran iluminación, entonces posee gran belleza.
En 2019, el diseñador de modas José Zafra, presentó una colección de vestidos completamente inspirada en la serie de Monet sobre los nenúfares y antes en 2018 se presentó una colección de joyas de alta gama de artistas austriacos, llamada “Orangerie en Oro Rosa”, que tomaron cada uno de los trazos de Monet para inspirar una serie de piezas elaboradas a mano bajo la técnica de esmalte a fuego, plasmando las obras de arte del artista francés en anillos, pulseras, pendientes y collares, entre otros accesorios.
En 2020 la marca de zapatillas Vans, presentó una colaboración con el Museo de Arte Moderno (MoMA), con una muestra de calzado, ropa y accesorios inspirada en colección presentes en el museo con cuadros seleccionados por ambas partes, con artistas Vasily Kandinsky, Salvador Dalí y era que no: Claude Monet... PD: suerte si quieren conseguir un par.